En su libro “Una excursión a los indios ranqueles”, de 1870, el general Lucio V. Mansilla relata cuando el cacique ranquel Mariano Rosas le obsequió su poncho pampa tejido por su principal mujer. Una prenda cuya significación, señala Mansilla en su texto, es para los indios "como el anillo nupcial entre los cristianos".
Ese histórico poncho se puede ver en la Fundación Proa desde el 28 de octubre en el marco de la exposición “Las Pampas: arte y cultura en el siglo XIX” , que reúne 500 trabajos de platería, tejidos y objetos de uso cotidiano hechos por los pueblos originarios que habitaron La Pampa, la Patagonia y el territorio mapuche durante el siglo XIX.
Un gran conjunto único de piezas, juntas por primera vez, provenientes de colecciones públicas y privadas que permite conocer y revalorizar el destacado y complejo patrimonio de estos pueblos.
La exhibición se articula alrededor de cuatro ejes temáticos: las mujeres; el espacio social y el territorio político; el caballo, y el poncho.
En la primera sala, el público se encontrará con joyas de platería que usaban las mujeres de los caciques, en su mayoría de confección mapuche, que devenían elementos de comunicación simbólica, puesto que revelaban la organización jerárquica y la riqueza de los grandes caciques. Sigue el núcleo dedicado al espacio social y político, al sur del río Colorado, en el que se despliegan objetos de platería araucana y pehuenche, como otros de uso cotidiano realizados en cuero, madera y piedra. También hay dos mantos tehuelches ceremoniales, de cuero pintado, de los cuales se conocen unos pocos en el mundo. En la misma sala, además, se halla un conjunto de ponchos ubicados en círculo que emula la forma en que se organizaban las asambleas. El diseño expositivo de esta muestra, a cargo del destacado artista argentino Luis Benedit, potencia la riqueza visual y simbólica de las piezas, desde una estética contemporánea. El recorrido luego se detiene en el caballo y en la riqueza de los diseños de platería pampa y ranquel en rebenques, rastras, estribos, cuchillos y cabezas, que denotan el protagonismo de este animal -que había llegado con la conquista- en tierras pampeanas durante el siglo XIX.
Una de las características de la platería pampa y ranquel son los diseños en torno de la flora y de la fauna. Junto al poncho de Mansilla hay otros dos que compiten en importancia histórica: el poncho que los pehuenches le regalaron al general José de San Martín durante el cruce de los Andes, en enero de 1817, y el de factura araucana, que perteneció al gran cacique de las pampas Calfucurá, que encabezó los malones más cruentos en la provincia de Buenos Aires entre mediados del siglo XIX hasta 1872 cuando fue derrotado por el general Ignacio Rivas en una batalla en la que murieron 200 indios. Los ponchos de San Martín y Mansilla son patrimonio del Museo Histórico Nacional y, el de Calfucurá, pertenece al Museo Ricardo Güiraldes de San Antonio de Areco. Pero, además, el público podrá apreciar un impactante conjunto de otras piezas tejidas en lana de oveja, así como ejemplares del poncho inglés. Este último llegó al Río de la Plata a mediados del siglo XIX, especialmente fabricado para el mercado local, y su presencia permite, asimismo, analizar el rol de Inglaterra como potencia exportadora de bienes manufacturados.
La Fundación Proa ofrece, además, un programa educativo especialmente pensado para esta exposición, con visitas para escuelas, familias y público en general. Se puede consultar por medio del correo electrónico educacion@proa.org, o por teléfono al 4104-1041
Hasta el 4 de enero próximo
Avenida Pedro de Mendoza 1929
FUENTE: Laura Casanovas – La Nación