Sin duda alguna, el turismo tiene una clara vinculación con el espacio y el territorio. Es decir, cualquier producto turístico se consume in situ y es el turista quien tiene que desplazarse para poder consumirlo y disfrutarlo, secuencialmente.
Este hecho determina que sea un fenómeno claramente geográfico, puesto que sin desplazamientos
dichas actividades no existirían.
En relación con esta característica intrínseca al turismo, es muy frecuente la utilización de expresiones como recurso, atracción o producto turístico, como si fueran sinónimos.
Sin embargo, existen importantes diferencias conceptuales entre ellos.
Una vez más recordamos que la actividad turística requiere de la existencia de ciertas atracciones que tengan capacidad de convocatoria para el consumidor y puedan satisfacer sus expectativas durante la experiencia. Esta tiene lugar en un espacio geográfico y temporal determinado. El turismo implica el desplazamiento desde un centro emisor hacia un ámbito receptor, separados por una distancia física.
En el turismo el territorio de producción-consumo coincide con el del consumo.
Nos hemos ocupado frecuentemente de lo que significa el turismo, aportando por la vía de adecuado orden sobre el territorio, y la proyección de un futuro posible.
La riqueza, variedad y complejidad de la geografía del turismo en el mundo ha suscitado, y sigue generando, numerosas investigaciones de múltiples casos. Nuestras observaciones y nuestros análisis espaciales no pretenden ni el agotamiento ni la universalidad.
Se trata ante todo de una puesta a punto acerca de los aspectos esencialmente geográficos del desarrollo del turismo en el espacio.
A la vista de un primer balance parece que los factores geográficos juegan un papel fundamental, sino capital, en el plano turístico: a nivel de los recursos y de los atractivos; a nivel de la localización de los centros turísticos; a nivel de los flujos de frecuentación turística entre centros emisores y destinos receptores; a nivel de los tipos de espacios, comarcales, corredores y de regiones turísticas y de su distribución en el mundo; a nivel de las políticas de ordenamiento tradicionales y sistemáticas que ofrecen numerosos modelos, que responden a la multidisciplina del sector, que involucra: la historia, la sociología, la economía y el derecho, pretende ser ante todo espacial, cualquiera que sea la diversidad de combinaciones locales, comarcales, regionales, nacionales.
Las formas de utilización y de organización del espacio con finalidades turísticas nos han permitido destacar unos tipos característicos de espacios turísticos polivalentes, especializados, abiertos o no a los medios de recepción, de tamaño y de localización variable.
La geografía del turismo, sea a nivel de los flujos de frecuentación, de los tipos de centros de recepción o de los tipos de ordenamiento secuencial que adopten, parece bastante reveladora de la influencia de los criterios geográficos y humanos en los tipos de localizaciones turísticas.
Espacio con templado y espacio consumido son en adelante complementarios en toda política turística macroeconómica. Lo que tendría que excluir, en consecuencia, las opciones manipuleadas de todo para el turismo y de rechazo completo, como sucedió en países que no quisieron abrirse a cierta libertad de tránsito y visita.
La movilidad de los turistas y la elección de sus destinos en función de sus posibilidades financieras y de sus gustos son, a nuestro juicio, las condiciones básicas del desarrollo turístico.
Las motivaciones de los turistas pueden evolucionar, las variaciones monetarias no carecen de influencia directa en la frecuentación turística hacia tal o cual destino.
Hay que ser cada vez más imaginativo de cara a la diversidad de la demanda turística (más tiempo libre, desarrollo de la propiedad compartida, que favorece otra variable popular para la movilidad de turistas); pero los grandes factores de atracción siguen siendo estables, ligados a las propuestas naturales y culturales exclusivas y convocantes.
Las posibilidades de acceso al desarrollo turístico están todavía lejos de encontrarse repartidas por todas las regiones del mundo. La geografía del turismo pone de manifiesto todavía la desigual participación de las poblaciones en uno de los más espectaculares fenómenos del mundo en este siglo XXI.
Quedan por controlar los problemas, a pesar de las crisis económicas que se dan cíclicamente.
La modernización de las técnicas de venta y de todos los medios de comunicación, transporte y alojamiento han favorecido ampliamente el turismo de masas. Cada vez compiten, más corredores o comarcas de Recepción de Turistas, lo que acrecienta la oferta, ante una demanda, todavía bastante elástica.
Pero si la ordenación del espacio turístico requiere inversiones que lo hagan crecer en competitividad, la política para el desarrollo turístico sustentable, o sostenible no puede estar sujeta a una política de los intereses inmobiliarios, ya que estos buscan negocios de corto plazo, contra la búsqueda concreta de los habitantes de cada lugar, que cada vez más procuran y buscarán, calidad y sustentabilidad, en el tiempo, que logre la armonía del crecimiento, con ocupación plena del sector trabajo y estándares de confort, que no sean solo satisfacción para el circunstancial veraneante.
Por Antonio Torrejón
Fuente: http://www.diariodelviajero.com.ar/