Uno de los signos distintivos del edificio y referente emblemático de la Ciudad de Buenos Aires es la torre de 91 metros de altura con un reloj de cuatro cuadrantes "cuya provisión e instalación fue adjudicada a mediados de 1930 a la afamada compañía J. F. Weule de Bockenem, Alemania.
En la Torre del Reloj fueron restauradas sus fachadas, se colocó nueva iluminación exterior de carácter ornamental y se hizo el reacondicionamiento de la instalación eléctrica al igual que en la Pérgola. También fue restaurada la cubierta del Recinto de Sesiones así como la cúpula móvil del Hall de Honor; también los muros de los patios del Palacio y ocho plafones históricos de iluminación de bronce.
Se construyeron las Terrazas Verdes mediante la siembra de Grama Brasilera para capturar agua de lluvia y distribuirla por los desagües pluviales, reduciendo inundaciones. Además, se logra disminuir los niveles de contaminación porque impiden que el sol impacte directamente en la loza del edificio, mejorando su aislamiento térmico al enfriar el aire.
Respecto a la terraza se apunta que desde ella se divisan el monumento al Presidente Julio Argentino Roca, el edificio sede del Poder Ejecutivo de la Ciudad y la Farola sostenida a 50 metros de altura por una estatua de Palas Atenea, que distinguiera al diario ‘La Prensa’, edificio donde funciona actualmente la Casa de la Cultura.