Se está instalando la importancia del turismo náutico, como variable que permite diversificar la oferta turístico-deportiva de Argentina y del Mercosur, para la calidad de vida de sus habitantes, y una convocatoria excepcional al segmento de deportistas-turistas volcados a la navegación. Éstos, ya superan los 30 millones de nautas que salen de sus fronteras anualmente, con una tendencia que crece con parecido índice que la demanda de automóviles.
En América del Sur, Brasil, con su propuesta anunciada en sus publicaciones, de una recalada marítima cada 50 millas, junto con Uruguay, nos han sacado mucha ventaja.
Los argentinos históricamente vivimos de espaldas al mar.
En una visita días atrás del representante náutico de las Antillas Inglesas, un centenar de veleros de gran porte le solicitaron organizar una caravana de aquel país a Mar del Plata, y hay que prepararse para todo ello.
El que compra un atraque en la costa del mar o ríos de Argentina luego de un arribo de avanzada es un turista ganado por el país, multiplicador de opciones para la recreación y el turismo en Argentina.
Existen en Argentina espacios geográficos potenciales para pensar en adecuarlos para el desarrollo del turismo náutico. Hay más de 15.000 kilómetros de borde marítimo argentino,
involucrando el sector antártico argentino y su rosario de islas (provincias de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur).
Otros 10.000 kilómetros de los ríos navegables del Litoral fluvial turístico argentino (provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones), y el resto de los espacios acuáticos navegables (embalses, ríos, lagos y lagunas).
Fuente: Antonio Torrejón
Diario del Viajero