La casa data de 1788, y es la única casa colonial del Barrio de San Telmo, y una de las pocas auténticas existentes en la ciudad de Buenos Aires. Esta casa perteneció al Virrey Santiago de Liniers cuando ya Buenos Aires era la capital de Virreinato del Río de la Plata.
La casa permaneció en manos de la familia Estrada durante las últimas décadas.
La casa permaneció en manos de la familia Estrada durante las últimas décadas.
Ángel Estrada fue fundador de una editorial cuya sede fue construida en un terreno adyacente, con frente sobre la calle Bolívar, y poseía además un tercer terreno que habían transformado en estacionamiento de automóviles. A comienzos de 2009, Editorial Estrada puso en venta sus tres propiedades, con voluntad de que tuvieran utilidad pública, y la ofreció en venta al Gobierno de la Ciudad.
Finalmente, vecinos e interesados se movilizaron, incluso realizando un acto disfrazados de corsarios frente a la Casa de Liniers, y finalmente el Gobierno de la Ciudad vendió cuatro propiedades que tenía en su poder, para adquirir la vivienda del virrey, la sede de Editorial Estrada y el estacionamiento.
Esta casa con toda su simpleza, constituye un testimonio claro de aquellos tiempos de pobreza en la ciudad colonial: austera, chata, con sus ventanas sin alinear, era la vivienda del héroe de las Invasiones inglesas, tal vez el hombre más importante de la ciudad de esos momentos. Es el mejor referente de una típica construcción colonial en Buenos Aires de los años 1810, y de las más lujosas que existían por aquel entonces. Posee una gran importancia arquitectónica porque es uno de los pocos registros que quedan de la arquitectura colonial civil, ya que solo se mantiene la religiosa en pie con sus signos originales. Por eso esta casa de Liniers se transforma en un edificio de gran valor, al constituirse en uno de esos pocos registros coloniales auténticos.
Finalmente, vecinos e interesados se movilizaron, incluso realizando un acto disfrazados de corsarios frente a la Casa de Liniers, y finalmente el Gobierno de la Ciudad vendió cuatro propiedades que tenía en su poder, para adquirir la vivienda del virrey, la sede de Editorial Estrada y el estacionamiento.
Esta casa con toda su simpleza, constituye un testimonio claro de aquellos tiempos de pobreza en la ciudad colonial: austera, chata, con sus ventanas sin alinear, era la vivienda del héroe de las Invasiones inglesas, tal vez el hombre más importante de la ciudad de esos momentos. Es el mejor referente de una típica construcción colonial en Buenos Aires de los años 1810, y de las más lujosas que existían por aquel entonces. Posee una gran importancia arquitectónica porque es uno de los pocos registros que quedan de la arquitectura colonial civil, ya que solo se mantiene la religiosa en pie con sus signos originales. Por eso esta casa de Liniers se transforma en un edificio de gran valor, al constituirse en uno de esos pocos registros coloniales auténticos.