En la ciudad de Azul, en el centro este de la Provincia de Buenos Aires, existía una casa atiborrada de libros. Había pertenecido a Bartolomé J. Ronco, un abogado nacido en 1881 y fallecido en 1952, filántropo, bibliófilo empedernido que amasó la colección de volúmenes de Miguel de Cervantes más grande fuera de España. En 2007 la UNESCO distinguió a Azul como "Ciudad Cervantina" de Argentina.
Durante diez días (del 5 al 15 de noviembre) la figura de Cervantes y su ingenioso hidalgo articularon una variada suma de actividades que involucran a artistas, funcionarios, artesanos, académicos, prestadores de servicios turísticos, instituciones civiles, organizaciones barriales, docentes y alumnos.
Se expusieron obras realizadas durante el año; se estrenaron puestas teatrales y películas; debates sobre el futuro de la ciudad, de su trazado arquitectónico y de su patrimonio intangible; se tocó música, se bailó, se organizaron talleres y cursos; se invitaron expositores y se realizaron paseos al aire libre.
Durante diez días (del 5 al 15 de noviembre) la figura de Cervantes y su ingenioso hidalgo articularon una variada suma de actividades que involucran a artistas, funcionarios, artesanos, académicos, prestadores de servicios turísticos, instituciones civiles, organizaciones barriales, docentes y alumnos.
Se expusieron obras realizadas durante el año; se estrenaron puestas teatrales y películas; debates sobre el futuro de la ciudad, de su trazado arquitectónico y de su patrimonio intangible; se tocó música, se bailó, se organizaron talleres y cursos; se invitaron expositores y se realizaron paseos al aire libre.
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