viernes, 11 de diciembre de 2009

PASAJES DE BUENOS AIRES

“Buenos Aires es la otra calle, la que no pisé nunca; es el centro secreto de las manzanas, los patios últimos; es lo que las fachadas ocultan; es mi enemigo, si lo tengo; es la persona a quien le desagradan mis versos (a mí me desagradan también); es la modesta librería en la que acaso entramos y hemos olvidado; es esa racha de milonga silbada que no reconocemos y que nos toca; es lo que se ha perdido y lo que será; es lo ulterior; lo ajeno, lo lateral, el barrio que no es tuyo ni mío, lo que ignoramos y queremos.” Así se refería a nuestra ciudad Jorge Luis Borges, gran caminante y conocedor de los rincones olvidados de Buenos Aires y acaso de los pasajes que, justamente, avanzan hacia ese centro secreto de las manzanas.
Según la definición del Diccionario de la Real Academia Española, un pasaje es un sitio o lugar donde se pasa. Paso público entre dos calles, algunas veces cubierto.
Sin embargo, en el imaginario colectivo de los porteños, el significado de pasaje es más amplio: esconde tiempo y leyendas; sugiere intimidad, pero es público; es casi un lugar mágico.
La distinción entre pasajes y cortadas responde a dos soluciones diferentes que en ningún caso se corresponden con el trazado en damero.
Un pasaje es planificado, es producto de un emprendimiento particular o de una empresa; en cambio, una cortada es espontánea, es el resultado de una traza antigua.
En cuanto a su diseño, los pasajes pueden tener, entre otras, la forma de L, U, ser pasantes (cuando atraviesan la manzana) o terminar en cul de sac (callejón sin salida). En lo que se refiere a su accesibilidad, los pasajes pueden ser peatonales, vehiculares y peatonales; privados de acceso restringido o de acceso libre.
Tal como lo observan los propios habitantes, la tranquilidad es una de las características fundamentales de vivir en un pasaje.

En su libro Buenos Aires, ciudad secreta, (editorial Sudamericana) Germinal Nogués cuenta que "de las 577 cortadas que integran el mapa de Buenos Aires, muchas no son más que simples calles que nacen y mueren en un centenar de metros", y recuerda la famosa cortada Carabelas "por la concurrencia a sus bodegones de noctámbulos de prestigio".
Hay ejemplos de pasajes que por su patrimonio, su arquitectura y disposición fueron incluidos dentro de las Areas de Protección Histórica (APH) para resguardar su futuro: son el pasaje Sarmiento y el Colombo en el barrio de Balvanera.
Otro ejemplo es uno de los más antiguos de Buenos Aires y el único en forma de U, el pasaje de la Piedad, que alberga 144 unidades habitacionales y muestra una escala monumental. La Piedad se construyó en la década final del siglo último; es peatonal, vehicular y hasta que concluyan el portón de hierro, de acceso libre.
Tal como lo observan los propios habitantes, la tranquilidad es una de las características fundamentales de vivir en un pasaje.

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