
Según la definición del Diccionario de la Real Academia Española, un pasaje es un sitio o lugar donde se pasa. Paso público entre dos calles, algunas veces cubierto.
Sin embargo, en el imaginario colectivo de los porteños, el significado de pasaje es más amplio: esconde tiempo y leyendas; sugiere intimidad, pero es público; es casi un lugar mágico.
La distinción entre pasajes y cortadas responde a dos soluciones diferentes que en ningún caso se corresponden con el trazado en damero.
Un pasaje es planificado, es producto de un emprendimiento particular o de una empresa; en cambio, una cortada es espontánea, es el resultado de una traza antigua.
En cuanto a su diseño, los pasajes pueden tener, entre otras, la forma de L, U, ser pasantes (cuando atraviesan la manzana) o terminar en cul de sac (callejón sin salida). En lo que se refiere a su accesibilidad, los pasajes pueden ser peatonales, vehiculares y peatonales; privados de acceso restringido o de acceso libre.
Tal como lo observan los propios habitantes, la tranquilidad es una de las características fundamentales de vivir en un pasaje.

Hay ejemplos de pasajes que por su patrimonio, su arquitectura y disposición fueron incluidos dentro de las Areas de Protección Histórica (APH) para resguardar su futuro: son el pasaje Sarmiento y el Colombo en el barrio de Balvanera.
Otro ejemplo es uno de los más antiguos de Buenos Aires y el único en forma de U, el pasaje de la Piedad, que alberga 144 unidades habitacionales y muestra una escala monumental. La Piedad se construyó en la década final del siglo último; es peatonal, vehicular y hasta que concluyan el portón de hierro, de acceso libre.
Tal como lo observan los propios habitantes, la tranquilidad es una de las características fundamentales de vivir en un pasaje.
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