LOGIA MASÓNICA
Gran Logia de Buenos Aires
Tiene su origen en los gremios de los constructores que junto con los obispos construían las catedrales durante la Edad Media. Tenían privilegios como el de transitar libremente por toda Europa, por lo que se los llamaba “masones libres”. Después de las tareas profesionales realizaban ágapes, (gr. comer con los amigos”), a los que invitaban a los intelectuales y allí debatían los problemas de la época.
Pasada la Edad Media llegamos a la Inglaterra de 1717, único país que tenía una monarquía constitucional en la que el rey estaba limitado por el Parlamento, todos los demás países eran monarquías absolutas con excepción de la Confederación Helvética. Ya había pasado la época de la construcción de las grandes catedrales pero había que elevar las ideas hacia “el gran arquitecto del universo”. Con eso se abarcaban todos los conceptos posibles de creador de todas las religiones, Dios, Alá, Jehová, El Principio Creador, La Causa Primera.
Se proponen también otras tareas: abatir a las monarquías absolutas y convertirlas en constitucionales o parlamentarias; la igualdad, y comienzan a combatir la esclavitud, y a proponer la tolerancia religiosa. Esa tarea la realizan los intelectuales de cada nación. Ese movimiento logra la fundación de la Gran Logia de Inglaterra y pasa al continente europeo para expandirse. En Alemania cuenta con el apoyo de Federico el Grande de Prusia, Goethe, Schiller, en Austria José II, el protector de Mozart, en España Carlos III. En ese momento en España había criollos americanos quienes participan de las nuevas logias que se van formando. Miranda que había creado en Londres la Gran Reunión Americana, Bolívar, y se reúnen con el único objetivo de la independencia de las colonias americanas. San Martín tenía como gran amigo a un grande de España, Aguado, que estaba en el Ministerio de Economía, en Inglaterra; por intermedio de Lord Mcduff es nombrado ciudadano ilustre y allí se reúne con compatriotas de la América española: Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola, Andrés Bello y Tomás Guido, entre otros. En enero de 1812 San Martín se embarcó hacia Buenos Aires. Junto con Carlos María de Alvear, fundó a mediados de 1812 una filial de la Logia de los Caballeros Racionales, que rebautizó con el nombre de Logia Lautaro. Su basamento de la Sociedad Patriótica que fundara Mariano Moreno, motor de la revolución.
El nombre fue tomado del cacique araucano Lautaro, que en el siglo XVI se había sublevado contra los españoles. La sociedad estaba formada como las logias masónicas de Cádiz y de Londres, similar a la que en Venezuela tenía como miembros a Francisco Miranda, Simón Bolívar y Andrés Bello. Su objetivo era «trabajar con sistema y plan en la independencia de la América y su felicidad». Sus miembros principales, además de San Martín y Alvear, eran José Matías Zapiola, Bernardo Monteagudo y Juan Martín de Pueyrredón. Después se van fundando otras logias en el interior.
Rosas, en cierto momento toleró las logias porque muchas personas de su gobierno pertenecían a ellas, por ejemplo Roque Pérez, decisivo en la designación de Mariano Balcarce, yerno de San Martín, como ministro en Francia; Felipe Arana que era su Ministro de Relaciones Exteriores.
Urquiza era miembro de la Logia George Washington en Uruguay.
La masonería Argentina, como se la conoce ahora, tuvo como partida de nacimiento la constitución de la Gran Logia, el 11 de Diciembre de 1857.
Viajeros, comerciantes, militares, intelectuales procedentes de Inglaterra, España, Francia y Portugal, difundieron las logias en América del Sur. En Buenos Aires, las primeras noticias de la hermandad se remontan a fines del siglo XVIII. La primera logia en territorio argentino fue la "Logia Independencia", con protocolos de autorización otorgados por la Gran Logia General Escocesa de Francia. Dicha autorización data aproximadamente de 1795 y su sola denominación acusaba en sus integrantes una concepción autonomista para las tierras americanas. Por lo que toca a la "Logia Independencia", con ese nombre apareció otra logia, presidida por Julián B. Álvarez, en 1810, y es probable que no haya tenido continuidad con la homónima anterior. Esta logia dirigida por Álvarez es la que suministró los elementos básicos para la constitución de la Logia Lautaro, con la cual se inició el historial más importante de la masonería en la Emancipación.
La constitución de la Gran Logia dio organicidad a las diversas logias, uniendo a las que actuaban en Buenos Aires y luego a éstas con las del interior del país. Aquel 11 de diciembre de 1857 realizaron el pacto de unión las logias "Unión del Plata", "Confraternidad Argentina", "Consuelo del Infortunio", "Tolerancia", "Regeneración", "Lealtad" y "Constancia", eligiendo como Gran Maestre al doctor José Roque Pérez. Jurista notable, diplomático, filántropo y humanista, Pérez, junto a otros cofrades, en su mayoría médicos - como el doctor Manuel Gregorio Argerich -, murieron socorriendo a los enfermos durante la epidemia de fiebre amarilla. El pintor uruguayo Juan Manuel Blanes (1830-1901) inmortalizó a los mártires masónicos en su cuadro La fiebre amarilla, donde están representados José Roque Pérez y Argerich, junto a un adolescente, trasponiendo el portal de una casa y aparecen una mujer, en el suelo, muerta, y su bebé gateando en busca de socorro.
Acompañaron al doctor José Roque Pérez en su gestión el doctor Pedro Díaz de Vivar, en calidad de Pro Gran Maestre; el doctor Nicanor Albarellos y el coronel Santiago Rufino Albarracín, como Grandes Vigilantes; el doctor Eustaquio J. Torres, como Gran Orador; el doctor Fernando Cruz Cordero, como Gran Secretario; don Federico Álvarez de Toledo, como Gran Tesorero; y el doctor Alejandro Brown, como Gran Hospitalario.
El primer edificio fue en la calle Bolívar donde hoy está el City Hotel, luego se trasladó a los altos del Teatro Colón en Pza. de Mayo y en 1872 se traslada al local actual de Perón 1242. El arq. fue Carlos Enrique Pellegrini. El templo está orientado hacia los cuatro puntos cardinales con la sillería principal hacia el este. Las columnas de la entrada simbolizan las del Templo de Salomón, en las pequeñas columnas del centro se colocan velas que representan la sabiduría, la fuerza y la…
La escuadra significa la virtud, la abertura del compás, los límites del accionar de cada uno. En Argentina se coloca la Biblia como fuente del saber, en otros países la Torá o el Corán. También la Constitución Nacional, en Francia la Declaración de Derechos Humanos, en EEUU la Declaración de Independencia. En el centro se sienta el Gran Maestro que es el presidente, a los costados los ex presidentes que siguen teniendo voto. A derecha e izquierda el primer vigilante que es el primer vicepresidente, el segundo vigilante que es el segundo vicepresidente. Todos deben ser escuchados con atención y hablar cuando se les concede la palabra. Ante un desacato puede ser despedido de la reunión. En una ocasión el presidente Juárez Celman fue expulsado de la reunión por una falta de respeto.
Hay otra en Barracas donde funcionó la Logia del Trabajo en 1882, fundada por italianos, con la imprompta garibaldina.
Desde los orígenes la masonería en nuestro continente fue integrada por lo más notable de la sociedad y por simples trabajadores, pero todos se consideraban iguales.
Durante las reuniones los distintos funcionarios se siente en lugares preestablecidos y se pasa un saco donde se introduce la mano cerrada para efectuar una donación sin que nadie se entere del monto de la misma. Ese dinero se utiliza para asegurar el bienestar de los miembros con alguna necesidad específica.
La Masonería: una institución esencialmente Filosófica, Filantrópica y Progresista
Es Filosófica
Porque orienta al hombre hacia la investigación racional de la leyes de la Naturaleza; invita al esfuerzo del pensamiento que va desde la simbólica representación geométrica hacia la abstracción metafísica; busca la reflexión filosófica , la penetración del sentido espiritual del movimiento de la Historia; contempla en cada tiempo histórico las nuevas inspiraciones doctrinarias y asimila, de cada sistema filosófico, lo que pueda significar el aporte al patrimonio de la Verdad abstracta, más allá del tiempo y del espacio.
Es filantrópica
Porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Sus esfuerzos y sus recursos están dedicados al progreso y felicidad de la especie humana, sin distinción de nacionalidad, razas, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y a la tranquilidad de las conciencias, algunos apóstoles de la Orden han expresado en frases sintéticas el espíritu ecuménico que anima a la Masonería: "Toda la especie humana es una sola familia dispersa sobre la faz de la tierra; todos los pueblos son hermanos, y deben amarse unos a otros como tales. "Desdichados los impíos que buscan una gloria cruel en la sangre de su hermano!" (Ramsey, 1725).
Es progresista
Porque enseña y practica la solidaridad humana y la absoluta libertad de conciencia. La Masonería tiene por objeto la búsqueda de la Verdad, desechando el fanatismo y abordando sin prejuicios todas las nuevas aportaciones de la invención humana; estudia la moral universal y cultiva las ciencias y las artes y no pone obstáculo alguno en la investigación de la Verdad.
¿Es la Masonería una Religión?
La Masonería no está afiliada ni puede afiliarse a ninguna religión determinada. Elevándose sobre toda clase de discusiones, ofrece a los amantes de la Verdad el terreno más apropiado para la inteligencia mutua y la unión fraternal. No reconoce en la investigación científica ninguna autoridad superior a la Razón Humana y rechaza, por tanto, las verdades reveladas que aceptan las religiones positivas. Admite en su seno a personas de todos los credos religiosos, sin distinción, siempre que sean tolerantes y respeten todas las opiniones sinceramente profesadas; es decir: exentas de fanatismos, egoísmos y supersticiones.
¿Es Tolerante la Masonería?
La Masonería es eminentemente tolerante y exige de sus miembros la más amplia comprensión. Todos los masones, de cualquier país que sean y cualquiera que sea el rito que profesen, constituyen una sola familia universal, por que la fraternidad Humana es uno de sus principios y la tolerancia el principal de sus deberes. En la Masonería caben todos los hombres libres y honrados y de buenas costumbres sin distinción de razas, religión, ideas políticas y sociales, profesiones, categorías y posición en el mundo profano.
He Aquí Algunas Máximas del Código Moral Masónico
· Quiere a todos los hombres como si fueran tus propios hermanos.
· Estima a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie.
· No adules a tu hermano, porque es una traición; si tu hermano te adula, teme que te corrompa.
· Escucha siempre la voz de tu conciencia.
· Evita las querellas, prevé los insultos, procura que la razón quede siempre de tu lado.
· No seas ligero en airarte, porque la ira reposa en el seno del necio.
· El corazón de los sabios está donde se practica la virtud, y el corazón de los necios, donde se festeja la vanidad.
· Si tienes un hijo, regocíjate; pero tiembla del depósito que se te confía. Haz que hasta los diez años te admire, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete. Hasta los diez años sé su maestro, hasta los veinte su padre y hasta la muerte su amigo. Piensa en darle buenos principios antes que bellas maneras; que te deba rectitud esclarecida y no frívola elegancia. Haz un hombre honesto, antes que un hombre hábil.
· Lee y aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja, ocúpate siempre en el bien de tus hermanos y trabajarás para ti mismo.
· Sé entre los profanos libre sin licencia, grande sin orgullo, humilde sin bajeza; y entre los hermanos, firme sin ser tenaz, severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil.
· Habla moderadamente con los grandes, prudentemente con tus iguales, sinceramente con tus amigos, dulcemente con los pequeños y eternamente con los pobres.
· Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás la inocencia, sin reparar en nada de los servicios que prestares.
· Exacto apreciador de los hombres y de las cosas, no atenderás más que al mérito personal, sean cuales fueren el rango, el estado y la fortuna.
Declaración de Principios
Son sus principios: La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad y su Lema: Ciencia, Justicia y Trabajo.
Se propone la investigación de la verdad, la perfección del Individuo y el progreso de la Humanidad.
Considera que la moral es tanto un arte racional, como un fenómeno evolutivo propio de la vida colectiva, que obedece a leyes naturales. Reconoce al Gran Arquitecto del Universo como símbolo de las supremas aspiraciones e inquietudes de los hombres, que anhelan captar la esencia, el principio y la causa de todas las cosas. Para el esclarecimiento de la verdad, no reconoce otro límite que el de la razón humana basada en la ciencia. Exige de sus adeptos la más amplia tolerancia y por ello respeta las opiniones políticas y las creencias religiosas de todos los hombres. Reconoce que todas las comuniones religiosas y políticas merecen igual respeto y rechaza toda pretensión de otorgar situaciones de privilegio a ninguna de ellas en particular.
La Francmasonería, Institución esencialmente humana, trabaja sin tregua por el logro de sus fines, buscando una más armónica estructuración de la vida sobre bases de amor y de justicia social.
Viene actuando, por ello, desde el fondo de los tiempos, como el tenso resorte que acelera la evolución teniendo en cada etapa de la historia una finalidad determinada de acuerdo con las necesidades y aspiraciones del ambiente.
Flecha de un anhelo proyectado al porvenir, sus esfuerzos del pasado han contribuido a los progresos que goza del presente. Aspira por la evolución y el esfuerzo organizado de la sociedad al perfeccionamiento cada vez mayor de las instituciones sociales, transformándolas en las que satisfagan, dentro de un régimen de libertad, justos anhelos de mejoramiento.
Procura por todos los medios lícitos a su alcance, dignificar al hombre capacitándolo, por un desarrollo superior de la conciencia, para el mejor y más amplio uso de sus derechos y libertades.
Condena la intolerancia, abomina el fanatismo y declara su repudio por los regímenes de fuerza y de violencia como contrarios a la razón y denigrantes para la especie.
Reconoce la fraternidad la condición primordial del género humano; es substantivamente pacifista y considera a la guerra como un crimen horrendo.
Estima que el trabajo es un deber esencial del hombre, y como tal le dignifica y le honra, sin establecer distingos ni categorías, pero juzga que el descanso es un derecho y se esfuerza porque la vejez, la invalidez, la infancia y la maternidad gocen de los beneficios del amparo al que son acreedores.
Libertad, Igualdad, Fraternidad
Libertad de la persona humana y de los grupos humanos ya sean instituciones, razas o naciones, y en todos sus aspectos, es decir, libertad de pensamiento y de movimientos.
Igualdad de derechos y obligaciones de los individuos y grupos humanos sin distinción de religión, raza o nacionalidad.
Fraternidad de todos los hombres, y de todos los pueblos y naciones; porque todos los seres humanos nacen libres e iguales en derechos y en dignidad. Un alto espíritu de fraternidad inspira los actos de la Masonería.
Ciencia, Justicia, Trabajo
La Ciencia logra el esclarecimiento del espíritu y la jerarquización de los valores intelectuales, así como la discriminación del saber humano, armonizando la aspiración a la Verdad con el reconocimiento de las posibilidades del hombre. Es fuente de modestia, cualidad que se opone al orgullo y al dogmatismo intelectivo que muchas veces separan a los hombres.
La Justicia es necesaria para equilibrar las relaciones humanas y para educarnos en la adaptación a las evoluciones sociales.
El Trabajo, que es condición fundamental de la existencia humana, debe ser para el masón un mecanismo creador de vida espiritual. Por el trabajo, el hombre se dignifica y se hace económicamente independiente dentro de la sociedad civilizada. En síntesis: la Masonería postula el mejoramiento intelectual, moral y social del hombre y el progreso de la sociedad humana; lograr una evolución dinámica del hombre y del mundo sin menoscabar las tradiciones, la experiencia y los ritos del pasado, y olvidar las pasiones y los interese materiales para alcanzar la serenidad del juicio y de acción tan necesaria en los momentos decisivos de toda labor humana.
La Moral Masónica
La moral de la Masonería no está directamente ligada a ningún sistema filosófico, ni a ningún credo religioso. La constituye el fondo común de preceptos universales que enseñan al hombre a ser mejor y a amar a sus semejantes. En todas las religiones y en todas las filosofías se encuentran escencias de una sabiduría elaborada por los más grandes apóstoles y profetas de la Humanidad, inspirados en los más sublimes sentimientos del corazón humano y empleados en las duras experiencias de la vida y de la historia. La Masonería busca la solidaridad de los valores intelectuales, éticos y estéticos para lograr la consistencia armónica de la conducta.
La Virtud Masónica
Masonería entiende por virtud la capacidad de hacer el bien en su más amplio sentido y el cumplimiento de nuestros deberes para con la sociedad y la familia sin egoísmo ni vanidad. La Masonería enseña a practicar la virtud como calidad suprema de la moral y como lealtad de la conducta para el ideal, que debe conducir hasta el sacrificio cuando sea necesario para el cumplimiento del deber. Considera la virtud como una realización siempre perfectible, porque sabe que el hombre no es inaccesible a las tentaciones y debilidades; pero el permanente esfuerzo del espíritu se convierte en eficaz baluarte de la virtud.
El Deber Masónico
La Masonería entiende por deber el respeto hacia los derechos del individuo y de la sociedad así como el estricto cumplimiento de las obligaciones que ello envuelve. Pero también tiene el hombre sus deberes para consigo mismo. La Masonería induce al hombre a ser fiel con sus ideales ajustando su conducta a los principios que proclama. El deber masónico consiste en adoptar las normas de conducta adecuadas en cada momento de acuerdo con la palabra empeñada, con el ideal proclamado y con el bien por íntima decisión, llegando al sacrificio, sin necesidad de las presiones externas y aún en contra de obstáculos poderosos de orden exterior.
El deber masónico es la vocación inquebrantable del espíritu para la virtud.
La Masonería, ¿Es una Asociación Secreta?
La Masonería no es hoy una sociedad secreta en cuanto a la Institución legalmente constituida; las autoridades argentinas le tienen concedida la personería jurídica desde el año 1879, y sus fines son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los Estatutos aprobados por el Gobierno de la Nación y ampliamente difundidos en diccionarios, enciclopedias y publicaciones históricas. Pero, en épocas de cruenta persecución que en algunos países se ha lanzado contra la Masonería, es lógico que se hayan constituido grupos de masones discretamente reservados, lo mismo que hicieron los cristianos perseguidos por el Imperio Romano. Sin embargo, no es esta la verdadera motivación del llamado secreto masónico. Ese se refiere al estudio e interpretación de los símbolos y ritos de la Orden, de los cuales surge la utilidad de los trabajos realizados en las Logias. Recordemos que hay dos categorías muy distintas de sociedades secretas: 1) Las organizaciones secretas (clandestinas) políticas, cuya acción y ejercicio son de duración limitada y cuyos fines son concretos. Nada tienen que ver con la Masonería. 2) Las sociedades iniciáticas que de ningún modo intentan ocultarse, pero cuyo secreto consiste en reservar el conocimiento de los ritos y ceremonias a los iniciados porque se trataba de un método de perfeccionamiento espiritual. La Masonería es, por excelencia, una sociedad iniciática.
La Masonería y la Política
La Masonería no es una asociación política ni puede confundir su actividad con la de ningún partido político; pero el masón no debe estar al margen de los grandes problemas políticos de los pueblos y del mundo entero. En el seno de la Orden Masónica conviven hombres de diversos partidos y de diversas concepciones sociológicas mientras sean respetuosos y democráticos.
A la influencia de la Masonería y de sus miembros se deben los grandes movimientos libertadores de Europa y América. La propia Revolución Francesa estuvo muy empapada de los principios masónicos, encarnados en la misma fórmula que todavía irradia luz con la trilogía de IGUALDAD, LIBERTAD, FRATERNIDAD.
El masón conserva fuera de la Logia toda su libertad de ciudadano y puede dedicar el ardor de su entusiasmo al servicio de sus ideales. En la Argentina, la Masonería y sus miembros dilucidaron las dudas y erigieron los pedestales en que la conciencia pública venera las figuras inmarcesibles de San Martín, Belgrano y Rivadavia. Fue la Masonería Argentina la que consiguió el apaciguamiento definitivo de las luchas internas después de Caseros y hasta la organización Constitucional y la federalización de Buenos Aires. Los Masones argentinos lucharon contra la fiebre amarilla, asistieron a los heridos del Paraguay (creando así la Cruz Roja Argentina), promovieron las leyes del registro civil y del matrimonio civil, y desde hace décadas predica la equiparación de los derechos de la mujer además de otras numerosas obras de asistencia social y cultural.
Los Hombres Ilustres en la Masonería
Consultando la Historia de la Humanidad se adquiere el convencimiento de que la Masonería es una de las Organizaciones que más ha contribuido al progreso moral, intelectual y social de los pueblos. Ninguna ha realizado trabajos y sacrificios tan importantes ni ha sido tan perseguida por los déspotas, fanáticos y enemigos de la luz. Pero ninguna sociedad ha reunido en su seno a tantos hombres ilustres que más se han distinguido como estadistas, filósofos, artistas, científicos, militares, etc. en todos los paises del globo.
Han sido masones: Filósofos como Voltaire, Goethe y Lessing; músicos como Beethoven, Hayden y Mozart; genios rectores como Federico el Grande, Napoleón, Garibaldi, Martí, Miranda, Cavour y Bolívar, poetas como Byron, Lamartine y Víctor Hugo; escritores como Castelar, Bacon, Mazzini y Kipling; científicos como Lalande, Condorcet y d´Alembert, etc.
También han pertenecido a la Orden Masónica algunos ilustres prelados católicos, entre otros: el cura Hidalgo, paladín de la libertad mejicana; el padre Calvo, fundador de la Masonería Centroamericana; el Doctor Ramón Ignacio Méndez, arzobispo de Venezuela, y , en la Argentina, Julián Segundo Agüero, Aurelio Herrero, Pedro Perdriel, Cayetano y Gregorio Rodriguez, Santiago Figueredo y muchos otros.
Masones Ilustres Argentinos
He aquí algunos de nuestros antecesores ilustres que han honrado la Masonería Argentina, cuyos pasos tratamos de seguir.
Sorprenderá a muchos comprobar que militaron en ella, al igual que ahora, la más destacadas figuras de la nacionalidad.
José de San Martín, quien nos dio patria y libertad. Manuel Belgrano, creador de nuestro pabellón nacional. Vicente López y Planes quien nos legara el Himno Nacional.
En la nómina de los presentes en la Convención Nacional Constituyente de 1860 (reformadora de la Constitución de 1853) buena parte de los miembros firmantes del despacho, eran masones. Así Mariano Fragueiro (su presidente), Domingo F. Sarmiento, José Benjamín Gorostiaga, Nicasio Oroño, José María Gutierrez, Irineo Portela, Salvador María del Carril, José Francisco Seguí, José Mármol, Benjamín Victorica, Wenceslao Paunero, Nicanor Albarellos y el de los actores directos: Bartolomé Mitre, Santiago Derqui y al Gral. Urquiza, también masones.
Formaron parte del máximo tribunal argentino, Suprema Corte de Justicia, Salvador María del Carril, José Barros Pazos, José Benjamín Gorostiaga, José Figueroa Alcorta, Benjamín Victorica, Antonio Bermejo, Roberto Repetto y Antonio Sagarna.
Masones fueron varios presidentes de la República Argentina:
Rivadavia, López y Planes, Urquiza, Santiago Derqui, Bartolomé Mitre, Sarmiento, Juárez Celman, Pellegrini, Manuel Quintana, Figueroa Alcorta, R. Sáenz Peña, Victorino de la Plaza, Hipólito Yrigoyen, Agustín P. Justo.
Prestigiaron nuestro Congreso Nacional:
Leandro N. Alem(ex-Gran Maestre), Aristóbulo del Valle, Joaquín Castellanos, Emilio Gouchón(ex-Gran Maestre), Belisario Roldán, Luis María Drago, Valentín Alsina, Delfín Gallo, Juan Balestra, Carlos Conforti, Juan Luis Ferrarotti y Lisandro de la Torre, en unión de cientos de otros legisladores masones.
Fueron masones los bardos de nuestra poesía gauchesca: Hilario Ascasubi, Estanislao del Campo y José Hernández.
Dentro de la cultura, la literatura y el pensamiento argentino recordamos a :
Eduardo Wilde, Olegario V. Andrade, Onésimo Leguizamón, José Mármol, José María Ramos Mejía, Eugenio Cambaceres, Joaquín V. González, Agustín Alvarez, Leopoldo Lugones, Alejandro Korn, José Ingenieros, Diego Fernandez Espiro, Esteban Echeverría, Miguel Cané, Santiago Fitz Simón, Juan J. Garcia Velloso, Eusebio Gómez.
En las ciencias y la educación, encontramos a hombres como :
Florentino Ameghino, Nicanor Albarellos, Manuel Augusto Montes de Oca, José María Moreno, Martín Spuch, Lucio V. López, Manuel Ricardo Trelles, Antonio Zinny, Amancio y Diego Alcorta, Eugenio Bachmann, Samuel Gache, José María Gutiérrez, Ricardo Gutiérrez, Guillermo Rawson, Alejandro Rosa, Eduardo L. Holmberg, Cristóbal Hicken, Eliseo Cantón, Carlos Durand. José Penna, Cosme Argerich, Ignacio Pirovano, Telémaco Susini, Carlos F. Melo, Rodolfo Rivarola, Víctor Mercante, Rodolfo Senet, Pedro Scalabrini, Pablo Pizzurno, Manuel Hermenegildo Langenheim, Manuel José Langenheim y César S. Langenheim.
Entre los cultores de las artes plásticas y pictóricas debemos mencionar a:
Prilidiano Pueyrredón, Ignacio Manzoni, Carlos F. Pellegrini, Martín Boneo, Rogelio Yrurtia, Ernesto de la Cárcova.
Entre los autores y actores del teatro rioplatense sólo citaremos los nombres de Florencio Sánchez, Emilio Onrubia, Roberto Casaux, Enrique García Velloso y Enrique Muiño.
Algunos de los militares y marinos que pertenecieron a la Masonería:
Nicolás Vega, Juan Gelly y Obes, Wenceslao Paunero, Emilio Mitre, Félix Benavidez, Donato Alvarez, Bartolomé Cordero, Mariano Cordero, Luis Cabassa, Julio Fonrouge, Eduardo Broquen, Emilio Conesa, Rudecindo Roca, Nicolás Levalle, Eleodoro Damianovich, José María Galán, Pedro Mallo, Rosendo María Fraga, Teodoro García, José L. Garmendia, José M. Francia, Eduardo Racedo, Zacarías Supisiche, Guillermo Brown, Francisco J. Reynolds, Joaquín Viejobueno, Luis Piedrabuena, Luis Pi, Erasmo Obligado, Clodomiro Urtubey, Martín Rivadavia, Santiago J. Albarracin, Enrique Howard, Juan A. Golfarini, José Murature, Carlos O´Donnel.
Palabras Finales
Es fin escencial de la Masonería, el perfeccionamiento integral de cada uno y de todos los masones. Principio normativo de esa ética es conservar la objetividad en todo momento, apartando los odios y buscando la solución racional de los problemas. Es por eso que los masones, como tales, no irrumpimos a la vida pública en corporación, sino cuando se hace necesaria nuestra acción conjunta para atemperar los espíritus y fijar la senda del progreso dentro de la fraternidad y convivencia humana.
www.masoneria-argentina.org.ar/index.php
EL SIMBOLISMO MASÓNICO DE LOS CEMENTERIOS
Para consultar este tema se puede recurrir a la pág.web:
www.gliu.es/index.php?id=265